¿Cómo poner la burocracia al servicio de la colaboración con la ciudadanía?

 

Claudia Delso Carreira, licenciada en Historia del Arte. Posgrado en Gestión Cultural y Cooperación Internacional, y Posgrado en Tecnopolítica y Derechos en la Era Digital, tiene amplia experiencia trabajando con metodologías de participación e innovación social. Fue concejala de Participación e Innovación Democrática en el Ayuntamiento de A Coruña entre 2015-2019. Actualmente, es investigadora en el Institut de Recerca Urbana de Barcelona (IDRA) y co-coordina el Seminario “Repensar el Museo” dentro del Plan de Estudios “Tejidos Conjuntivos” del Museo Reina Sofía. El próximo día 8 de junio, de 9:30 a 11:00, participará como ponente en la próxima sesión de Bherria Prestakuntza. A continuación, compartimos algunas reflexiones previas que nos envía Claudia para centrar el contenido de la sesión:

 

¿QUIERES APUNTARTE?

En la sesión de Bherria Prestakuntza vamos a profundizar y problematizar las formas de colaboración entre la Administración Pública y la ciudadanía. Ponemos el foco en ese momento, demasiadas veces conflictivo, burocrático y rígido, pero también en ese momento de oportunidad, de aprendizaje, de ampliación de marcos de lo posible.

Mi propuesta es que partamos de dos premisas muy claras: el por qué y el cómo. ¿Qué hace de las colaboraciones entre la Administración Pública y la ciudadanía algo necesario y potencialmente transformador? Cuándo necesitamos formalizar una colaboración, ¿cuáles son los primeros pasos? ¿En qué momentos se puede, si es que se puede, incorporar a la propia ciudadanía en el proceso? ¿Puede la formalización de una colaboración incorporar reconocimiento y reciprocidad? ¿Se puede generar reciprocidad en una relación asimétrica de poder, esto es, entre la administración y la ciudadanía? ¿Puede existir reconocimiento mutuo y/o un proceso de aprendizaje compartido que permee a través de la formalización de una colaboración?

Me gustaría compartir algunas preguntas que surgen desde mi propia práctica y experiencia institucional, así como de algunos ejemplos concretos que poner en común para identificar y analizar algunas de las problemáticas y retos que tienen habitualmente las colaboraciones entre Administración Pública y ciudadanía.

En mi experiencia un ejercicio clave ha sido repensar las prácticas (aquí da igual el lugar de enunciación de cada quién: administración, ciudadanía, empresa externa o x); se trata de pensar una y otra vez el lugar, pero sobre todo el “desde dónde hacemos” lo que hacemos para así tratar de generar las condiciones para que otras prácticas puedan tener lugar.

Por un lado, la estructura administrativa, y más concretamente el marco técnico-jurídico, habría de funcionar como una traducción actualizada de aquello que trata de articular administrativamente. Esto es, vincularse en lo concreto con el sentido último de esa colaboración.

Una colaboración situada en el contexto dónde se da. Pues no es lo mismo activar colaboraciones por primera vez que estar en un contexto donde las colaboraciones son habituales y el reto es el de incorporar variables, complejizarlas.

A veces para que una colaboración situada o cuánto menos una colaboración efectiva tenga lugar entre la Administración Pública y la ciudadanía será necesario que ocurran algunas cosas. Por ejemplo, que las partes implicadas en esa colaboración se dejen atravesar por otras narrativas y formas de comunicación que ayuden a modificar las inercias habituales.

Las inercias institucionales, pero no sólo, a menudo generan conflictos y rigidez; el reto está en fomentar espacios de aprendizaje compartidos dónde exista una escucha activa entre ambas partes. Aquí abrir el diálogo a otros vocabularios que permitan ampliar lenguajes se torna fundamental.

La innovación y experimentación son, asimismo, elementos esenciales para que una colaboración situada tenga lugar. Existe una fuerte y conocida resistencia al cambio por parte de las Administraciones; sin embargo, un modo de limar asperezas y acortar distancias es abrir espacios para la experimentación, la duda, el testeo y, por supuesto, la innovación jurídica.

En mi opinión, lo público habría de estar en disposición de explorar y adecuar los formatos y los marcos para que nuevas formas de trabajar en colaboración tengan lugar y, en este sentido, la innovación jurídica puede desempeñar un papel importante al crear marcos legales que apoyen y fomenten otras colaboraciones posibles con la ciudadanía. Por tanto, el momento de la colaboración es el momento donde la relación entre lo técnico y «la calle» se practica, realizando un trasvase de saberes y aprendizajes, y facilitando la traducción administrativa para una mejor comprensión mutua. Por ello, cada nuevo expediente administrativo es una oportunidad de colaboración. ¡Hagámosla posible!”.

Desde Bherria agradecemos la participación en esta sesión a Claudia Delso. Si estás leyendo este artículo y te interesa conocer algunas claves de los procesos de colaboración público-social, inscríbete a través de este formulario.

Si es la primera vez que tomas parte en una actividad de Bherria, háznoslo saber para poder darte un poco de contexto sobre el programa y sus actividades.

¡Colabora con Bherria en la difusión de esta convocatoria! Si conoces a alguna persona que pueda estar interesada en esta formación, por favor, hazle llegar el enlace.


8 de junio de 9:30 a 11:00, por vídeo conferencia.

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