El auzolan o la vereda, una tradición ancestral vasca basada en la colaboración comunitaria voluntaria, sigue más viva que nunca en Ispaster. Esta práctica, que ha sido regulada recientemente mediante una nueva ordenanza municipal, se ha convertido en una herramienta clave para fortalecer la participación ciudadana y el desarrollo comunitario. Además de reforzar los lazos sociales, facilita abordar proyectos de interés público dentro de las competencias municipales.
Según la ordenanza de Ispaster, el auzolan implica la participación voluntaria de las vecinas y vecinos en tareas y servicios de interés público. Con un respaldo legal que se remonta a normativas como la Ley de Bases del Régimen Local, esta práctica promueve el sentido de pertenencia y la colaboración comunitaria.
Entre sus objetivos destacan: rehabilitar zonas deterioradas, mantener los espacios rurales, restaurar el patrimonio local y ofrecer servicios sociales. Además, su flexibilidad permite adaptarse a las necesidades específicas del municipio, garantizando su relevancia y continuidad en el tiempo.
Cada año, el Ayuntamiento de Ispaster organiza foros abiertos donde la ciudadanía puede proponer proyectos. Tras un proceso de evaluación, se seleccionan aquellas iniciativas que cumplen con los criterios establecidos. Cada proyecto cuenta con un informe técnico detallado y una convocatoria pública, lo que fomenta la inclusión y la participación de toda la comunidad.
El auzolan genera resultados tangibles en la mejora de infraestructuras y conservación de espacios verdes, al tiempo que promueve el trabajo en equipo y estrecha los lazos entre las personas y el Ayuntamiento, haciendo protagonistas a las vecinas y vecinos de los cambios que transforman su entorno. Los aspectos claves en su implementación son:
- Voluntariedad: la participación es libre y no genera una relación laboral.
- Recursos: el Ayuntamiento proporciona las herramientas, maquinaria y materiales necesarios.
- Seguridad: se contratan seguros para cubrir a las y los participantes, así como posibles daños a terceros.
- Evaluación: cada proyecto culmina con un informe final que recoge resultados, incidencias y aprendizajes para futuras iniciativas.
El auzolan en Ispaster no solo mantiene el municipio en buen estado, sino que lo transforma en una comunidad más unida, participativa y resiliente. Esta tradición demuestra que, cuando trabajamos juntas y juntos, podemos afrontar retos tan complejos como por ejemplo la puesta en marcha de una comunidad energética.
En un mundo donde la individualidad parece imponerse, el auzolan nos recuerda la importancia de la colaboración y el bien común. Integrando lo mejor del pasado con las necesidades del presente, Ispaster se consolida como un ejemplo de colaboración entre la ciudadanía y la administración local.