Esta investigación indaga en los caminos de la colaboración entre lo público y lo social desde la perspectiva de los cuidados, especialmente relacionados con el ámbito de la salud mental y el sostenimiento de la vida para extraer aprendizajes significativos, útiles y aplicables a proyectos de colaboración, a partir de la mirada de la producción de los comunes.
El estudio ha sido realizado por Iñaki García, psicoterapeuta experto en salud mental, y coordinador de Erain, una cooperativa vasca de iniciativa social ubicada en Bilbao, que tiene como objetivo principal el desarrollo de la salud mental comunitaria.


Punto de partida

La vulnerabilidad de la vida ha entrado en la agenda pública

Aspectos relacionados con la vida cotidiana y los cuidados van cobrando relevancia en el desarrollo de las políticas públicas: la preocupación por la sanidad pública, por las residencias de ancianos, por la salud mental, por los suicidios o por la muerte digna, entre otros. Comenzamos a percibir que somos vulnerables y que otra vida puede ser vivida.

Redes comunitarias e iniciativas colectivas

En los últimos años, y especialmente tras la irrupción de la pandemia, se han desplegado diversas redes comunitarias para la provisión de cuidados. Se trata de iniciativas colectivas que abarcan ámbitos muy diversos (prevención de soledades no deseadas, espacios de crianza compartida o el fomento de una alimentación saludable y de proximidad…). Este tipo de redes pueden complementar la acción pública y servir de sistema de escucha de necesidades no detectadas desde la Administración Pública.


Hipótesis

La situación de emergencia sanitaria, para la que la Administración Pública no estaba preparada, ha precisado de recursos que trascienden los propios servicios sociales de las instituciones. En este contexto se han obtenido recursos económicos en poco tiempo, se ha dado cierto grado de reconocimiento a la acción profesional voluntaria o mejoras en la relación público-social difíciles de imaginar en el escenario pre-pandémico.
Partimos del análisis de 5 experiencias relacionadas con la salud, los cuidados y el sostenimiento de la vida para confrontar el punto de partida de esta investigación. ¿Qué elementos de cambio se han dado en la gestión de la salud pública durante la pandemia? ¿Cómo lograr que proyectos comunitarios de salud entren en una relación colaboración con la Administración Pública superando los espacios de confrontación? ¿Qué avances se han podido detectar en la colaboración público-social en relación a los cuidados y al sostenimiento de la vida? ¿Qué otros recursos y apoyos harían sostenible una acción comunitaria en el cuidado de la salud?


Experiencias investigadas

Grupo de salud San Diego

Vallecas (Madrid)

Grupo de trabajo en salud comunitaria conformado por profesionales de los centros de salud Vicente Soldevilla y Martínez de la Riva de Vallecas (Madrid), diversas asociaciones vecinales del barrio, la Plataforma por la Sanidad Pública y profesionales de otros centros de salud.

Katearen Loturak

Arrasate (Gipuzkoa)

Psikobizi

Bizkaia

El proyecto puso a disposición de toda la población vizcaína, especialmente de las personas más vulnerables, un servicio de atención psicológica telefónica a la ciudadanía atendido por 60 profesionales, personas expertas en atención en crisis. En total, se recibieron 504 consultas, el 74% de ellas realizadas por mujeres.

Ayuntamiento de Bilbao

Bilbao

Las áreas acción social y de salud del Ayuntamiento de Bilbao diseñan, de forma improvisada, todo un Plan de Emergencia, que desarrollan en los meses de confinamiento, para dar respuesta a las necesidades de personas en situación de calle. Se habilitan de urgencia cinco de los polideportivos municipales para dar cobijo a 328 personas y se contratan 8 entidades del Tercer Sector que se encargan de tareas concretas del Plan.

Cotidianas

Madrid

Esta iniciativa nace como una comunidad de apoyo mutuo y cuidados entre mujeres mayores de Madrid para la prevención de soledades no deseadas con enfoque de género. Un espacio de encuentro creativo y social para mujeres mayores de sesenta años.


Aprendizajes

Como apuntábamos antes, la irrupción de la pandemia y de las medidas políticas de contención del virus han situado la salud mental como asunto clave dentro de la agenda política y el debate en el espacio público. A pesar de ello, apreciamos dificultades en la implementación de un modelo comunitario de salud que supere la visión individualista de prestación de servicios, sobre todo, en aquellos lugares donde no se da de forma previa una implicación y mediación de las instituciones públicas.

Extraemos siete aprendizajes principales para orientar la colaboración público-social, más allá de la emergencia.

  1. El sostén institucional de iniciativas de cuidados que implican una politización del malestar es una clave fundamental dentro del despliegue de funciones de lo público. Las instituciones públicas deben escuchar y canalizar adecuadamente las reivindicaciones de la ciudadanía. A pesar de que en algunas ocasiones la beligerancia en las demandas pueda dificultar la escucha, entendemos que es clave interpretar esa energía como posibilidad de cambio y darle un cauce adecuado. En la experiencia Katearen Loturak hemos comprobado cómo una experiencia que surge de la politización del malestar asociado a la salud mental y drogodependencias sirve para que los servicios sociales del municipio conecten con una realidad no visible hasta el momento.

  2. Existen espacios de posibilidad más allá de los planes políticos en las instituciones públicas que dependen, fundamentalmente, de la relación entre el personal técnico y los agentes comunitarios. Allí donde existe una trama comunitaria previa, y experiencias previas de relación entre espacios, es más sencillo que florezcan proyectos de cuidados sostenibles y escalables. Asimismo, creemos que es clave el reconocimiento mutuo por parte de los espacios administrativos y comunitarios. En la experiencia de Psikobizi se constata cierto reconocimiento por parte de las instituciones a los colectivos profesionales que se prestaron a apoyar y atender psicológicamente a la ciudadanía que demandó este tipo de servicio; en la experiencia del Grupo de Salud de Vallecas descubrimos cómo el cuerpo profesional sanitario institucional trasciende en las propias barreras institucionales para contactar con la comunidad en la que está inserto.

  3. La pandemia ha puesto en evidencia que los presupuestos municipales se pueden modificar, y de urgencia. Que adaptarse es cuestión de voluntad más que de capacidad; de hecho, si se desea, es posible destinar más fondos a los recursos habitacionales para personas en situación de sinhogarismo. El Tercer Sector viene reclamando mucho antes de la pandemia el aumento de recursos habitacionales, la reducción de las listas de espera para acceder a los recursos y la estabilidad del servicio de cara a usuarios y usuarias. La presencia del virus ha demostrado que no es cuestión tanto de recursos, sino de cómo estos se distribuyen. Muestra de ello es lo sucedido en el Plan de Acción Covid desarrollado por el Ayuntamiento de Bilbao y en el que, de forma urgente, se obtuvieron los recursos económicos necesarios para la contención de los contagios entre las personas que carecían de un hogar en el que poder confinarse. Apoyar el trabajo en el voluntarismo de los agentes puede llevar al agotamiento y al fracaso en la puesta en marcha de procesos de comunitarización de los cuidados.

  4. Los cuidados requieren de procesos a medio largo plazo más allá de los tiempos administrativos y de los ciclos anuales o de las legislaturas. A pesar de que la evaluación de algunos proyectos obtienen resultados positivos, estos pueden desaparecer en función de quién gobierna la institución de turno, como es el caso de la experiencia Cotidianas. Por esta razón, además del correspondiente apoyo institucional, es importante apostar por espacios horizontales y autogestionados de cuidados que trasciendan una relación de dependencia de las instituciones públicas. A nuestro alrededor encontramos iniciativas de autogestión de la salud mental y de politización del malestar, como los Grupos de Apoyo Mutuo y la experiencia de Katearen Loturak que están generando espacios estables de sostén al margen de las instituciones sanitarias públicas.

  5. Trabajar con la mirada puesta en el común de los cuidados en salud mental implica actuar bajo el prisma de la prevención y no solo frente a la respuesta a la emergencia.

  6. En relación al trabajo de cuidados, es indispensable incluir la variable “cuidar a quien cuida” dentro de los proyectos: en ocasiones, quizá tenga que ver con generar condiciones laborales adecuadas; en otras ocasiones, sostener emocional o económicamente a las personas que se encargan de los cuidados En las acciones desarrolladas por el Ayuntamiento de Bilbao en el Plan de Acción Covid, por primera vez las instituciones públicas reconocían públicamente la importancia de cuidar a quien cuida, en este caso, a las personas que estaban en primera línea realizando atención telefónica.

  7. El confinamiento ha traído aparejado el uso de herramientas tecnológicas que se han mostrado útiles para el cuidado y mantenimiento del tejido comunitario. En la experiencia de Cotidianas las beneficiarias del proyecto han superado la brecha digital para poder mantener el contacto con sus vecinas del grupo de cuidados, demostrando así su capacidad de resistencia.


Documentos de trabajo

TítuloDescripciónTipo documentoAutoríaFechaPDFPag.
Resumen de la investigación de Erain

En este grupo de trabajo vamos a explorar diferentes iniciativas de colaboración público-social en torno a los cuidados, especialmente relacionadas con el ámbito de la salud mental.
Trataremos de extraer aprendizajes significativos, útiles y aplicables a proyectos de colaboración, a partir de la mirada de la producción de los comunes.

Resumen de investigación14/12/2021

23
Investigación sobre el caso Grupo de salud San Diego

Grupo de trabajo en salud comunitaria conformado por profesionales de los centros de salud Vicente Soldevilla y Martínez de la Riva de Vallecas (Madrid), diversas asociaciones vecinales del barrio, la Plataforma por la Sanidad Pública y profesionales de otros centros de salud.

Proyecto investigado14/12/2021

17
Investigación sobre el caso Katearen loturak

Durante el año 2020, en plena irrupción de la pandemia, una asociación de madres de personas con problemáticas de patología dual (problemas de salud mental asociados a consumos de drogas) del municipio de Arrasate, ante el agravamiento de la situación sociosanitaria de sus familiares contacta con el ayuntamiento de la localidad para desarrollar un plan de trabajo con estas personas.

Proyecto investigado14/12/2021

15
Investigación sobre el caso Psikobizi

El proyecto puso a disposición de toda la población vizcaína, especialmente de las personas más vulnerables, un servicio de atención psicológica telefónica a la ciudadanía atendido por 60 profesionales, personas expertas en atención en crisis. En total, se recibieron 504 consultas, el 74% de ellas realizadas por mujeres.

Proyecto investigado14/12/2021

11
Investigación sobre el caso del Plan de Acción COVID19 del Ayuntamiento de Bilbao

Las áreas acción social y de salud del Ayuntamiento de Bilbao diseñan, de forma improvisada, todo un Plan de Emergencia, que desarrollan en los meses de confinamiento, para dar respuesta a las necesidades de personas en situación de calle. Se habilitan de urgencia cinco de los polideportivos municipales para dar cobijo a 328 personas y se contratan 8 entidades del Tercer Sector que se encargan de tareas concretas del Plan.

Proyecto investigado14/12/2021

13
Investigación sobre el caso Cotidianas

Esta iniciativa nace como una comunidad de apoyo mutuo y cuidados entre mujeres mayores de Madrid para la prevención de soledades no deseadas con enfoque de género. Un espacio de encuentro creativo y social para mujeres mayores de sesenta años.

Proyecto investigado14/12/2021

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