Colaboración público-social en tiempo de pandemias

Innumerables respuestas de solidaridad y apoyo mutuo, desde la iniciativa ciudadana y la colaboración público-social, están emergiendo estas semanas para dar respuesta a la emergencia coronavírica. Eso que desde el inicio fue el núcleo de interés, reflexión y actuación de Bherria, ahora lo estamos viviendo y experimentando en tiempo real de manera aplicada.

Esta imagen ha sido obtenida del artículo ¿Podemos confiar en la inteligencia colectiva? del blog de Zaragoza Activa

Cuando cerrábamos la primera edición de Bherria, allá por diciembre de 2017, lo hacíamos jugando con la metáfora de Bherria como un nuevo virus que cada participante debía transmitir en su contexto cercano. ¡Lanzábamos una invitación al contagio! Hoy, aquella invitación sonaría políticamente incorrecta ante los efectos dañinos que está teniendo la pandemia. Ahora, queremos lanzar una nueva invitación a seguir reflexionando tanto sobre lo viral, como estrategia de actuación (extenderse de forma rápida y distribuida a través de otros organismos), como sobre esos aprendizajes que podemos sacar de esta situación. Podemos aprovechar la cuarentena para pensar sobre nosotras mismas,a nivel individual y colectivo, para tratar de, como sociedad, salir del encierro reforzadas, salir dispuestas al cambio, a salir más solidarias y conscientes, más articuladas y comprometidas que como entramos. Así, mientras llega la vacuna médica, proponemos fijarnos en las acciones de inmunización socio comunitarias que se están dando y señalar cuáles son algunas de sus claves.

ALGUNOS APRENDIZAJES Y MUCHAS PREGUNTAS

A continuación, compartimos algunas observaciones derivadas de lo que está sucediendo estos días a nuestro alrededor. Observaciones que tienen que ver con la colaboración entre agentes de naturaleza diversa en iniciativas de naturaleza híbrida y las condiciones que deben darse para que estas relaciones prosperen; la necesidad de que lo público repiense y redifina su rol para salir reforzado en este nuevo escenario; la ruptura de la dicotomía físico-digital; la importancia del estar presentes, de ponerse a disposición de la situación; el atender lo emergente y evolucionar desde la acción; el prestar atención a las formas organizativas distribuidas y corresponsables; o la construcción de lo común a través de lógicas, protocolos y estándares libres y abiertos.

No pretenden ser conclusiones o aseveraciones cerradas, sino ideas sobre las que pensar y debatir porque quizá puedan ser buenas cepas de colaboración público-social que seguir cultivando en la sociedad postCOVID que nos viene.

INICIATIVAS MUTANTES

  • Iniciativas con un carácter cada vez más híbrido, entre los ámbitos de lo público, lo ciudadano, lo social y lo empresarial, hacia lo común. Iniciativas que se basan en la capacidad de generar relaciones de confianza, reconocimiento y reciprocidad, haciendo equilibrios, repartiendo juego y protagonismos, conjugando la diversidad de tipologías, de intereses, de roles, de responsabilidades o expectativas. ¿Cómo combinar y poner en valor lo mejor que se puede aportar desde cada ámbito en cada momento? ¿Qué condiciones deben darse para el desarrollo de ecosistemas sociales en los que proliferan iniciativas de naturaleza anfibia, transware, mutante? ¿Cómo podemos hacer para que estas iniciativas, a la vez que logran ser efectivas para alcanzar el propósito común que las mueve, posibiliten procesos genuinos de experimentación y aprendizaje compartido para este tipo de relaciones, compromisos y procesos a los que no estamos acostumbradas?
  • En este escenario, lo público se debe repensar para salir reforzado, ensanchándose hacia lo común, recuperando con fuerza la idea de función y servicio público. Las instituciones deben ocupar su lugar y velar por el interés general (como clarísimamente se está viendo con el sistema de salud), pero también deben aprender a dejar espacios, canalizar, facilitar, abrir el código burocrático, acompañar, legitimar, aportar recursos, buscar una mayor subsidiariedad corresponsable desde la ciudadanía organizada (superando la externalización privatizadora). Ese fortalecerse, a la vez que abrirse, puede ser la mejor estrategia para abordar escenarios de creciente complejidad que demandan recursos, capacidades, competencias, miradas diversas, complementarias e interdependientes ¿Cómo combinar y retroalimentar la acción ciudadana emergente y situada con la acción institucional más garantista y planificada? ¿Cómo hacer que en la relación entre lo institucional y lo ciudadano no se produzca un proceso de cooptación, burocratización e institucionalización? ¿Cómo dotar a la institución de mayores dosis de flexibilidad para, manteniendo el suficiente rigor procedimental, poder abordar lo emergente, lo experimental, lo no convencional, más allá de las situaciones de alarma o excepcionalidad (en las que además, por falta de cultura, protocolos y costumbre, tampoco consigue dar respuestas eficientes y efectivas)?
  • Lo físico y lo digital no son dos mundos separados, sino dos capas combinables de una misma realidad. En este tiempo de confinamiento, Internet y las TIC’s nos están permitiendo mantener el contacto con nuestras comunidades naturales, llevando una nueva faceta de nuestro cotidiano a la red. Hemos aprovechado el potencial de las redes sociales para mantenernos conectadas; hemos descubierto que el teletrabajo en muchos casos no es algo tan complicado; hemos compartido y creado colaborativamente infinidad de iniciativas desarrolladas en red; hemos articulado sistemas de apoyo mutuo complementando y sofisticando lo presencial; y nos hemos dado cuenta de la importancia de lo digital como elemento sostenedor de la vida. Al mismo tiempo, nos hemos dado cuenta de la importancia de la brecha digital o de nuestra dependencia de grandes operadores tecnológicos privados. ¿Cómo podemos mejorar la interrelación y transferencia entre los entornos físico y digital? ¿Cuánto tiempo más dejaremos algo tan importante como las infraestructuras digitales en manos de intereses particulares? ¿Cómo mitigar la desigualdad derivada del acceso o no a Internet y a una capacitación tecnológica que permita ejercer la ciudadanía en un mundo cada vez más digitalizado?
  • Estos momentos extraños que estamos viviendo están destapando la importancia y la multiplicidad de posibilidades del estar presentes, que va mucho más allá de lo físico presencial. Algo que tiene que ver con el comprometerse; con poner el cuerpo (aunque sea el virtual); con rozarse y cruzarse (aunque ahora sea guardando las distancias); con hacer aquello que sea necesario hacer en cada momento, poniéndose a disposición de las situaciones; con habitarlas y que estas situaciones nos atraviesen personal y colectivamente. Algo que más allá de la cantidad de tiempo presencial, apela a la calidad de ese estar cuando se está. ¿Cómo liberar tiempo y recursos para posibilitar el estar presentes? ¿Qué espacios, ejercicios o situaciones pueden favorecer esa posibilidad?

 

EL PODER DE LO EMERGENTE Y LO DISTRIBUIDO

  • Empezar actuando desde lo emergente, atendiendo a lo que sucede en tiempo real, de manera adaptativa y situada. La chispa, el impulso inicial viene de un PARA QUÉ que movilice, algo con lo que empatizar, que conecte con una necesidad real, una urgencia, una demanda concreta. Un propósito compartido en el que las personas se vean reflejadas, se sientan interpeladas, noten que su participación importa. En situaciones de alto riesgo como la que estamos viviendo con el coronavirus, que nos enfrenta como sociedad a lo desconocido, desbordando nuestros propios límites tanto logśiticos como mentales, surge el miedo, nos sentimos vulnerables y en general, más allá del supuesto “sálvese quien pueda” surge un sentimiento de comunidad, de pertenencia, de solidaridad y apoyo mutuo. La colaboración se hace necesaria para la supervivencia, cuando menos a nivel emocional. En estas situaciones, rápidamente, buscamos iniciativas donde actuar, aprendemos a organizarnos, a tolerar el error, a centrarnos en lo importante. Sacamos lo mejor de nosotras mismas. Pero, ¿cómo encontrar esas chispas movilizadoras más allá de situaciones excepcionales, urgentes y/o extremas?
  • Para que la chispa prenda, pueden ser necesarias personas con capacidad de movilizar, organizar y/o comunicar; y redes de confianza preexistentes sobre las que apoyarse, en las que ya hay cierta cultura y formas de hacer comunes, que permiten montar una primera acción o prototipo rápido. ¿Cómo hacer que los liderazgos de algunas personas u organizaciones no cojan demasiado peso y visibilidad y se mantenga un liderazgo distribuido y corresponsable?
  • Después de lo emergente, puede venir un momento en el que consolidar lo realizado, el escalado y el posible desborde de lo previsto (tan deseable por suponer una superación de las expectativas, como peligroso por poder suponer morir de éxito). La primera lógica de guerrilla evoluciona hacia una mayor estructuración y planificación (coordinación, grupos de trabajo, gestión de recursos, marcarse hitos…). ¿Cómo pasar de lo emergente a una fase más estabilizada buscando una posible continuidad en el tiempo? ¿Conviene hacerlo o es mejor saber reconocer la virtud y pertinencia de lo emergente como algo coyuntural? ¿Cómo hacer que una mayor organización no suponga perder el dinamismo, la adaptabilidad, la autonomía y proactividad de las personas implicadas, sino que refuerce todo esto?
  • Muchas iniciativas emergentes se organizan de forma distribuida, gracias a redes locales y/o globales, sumando y compartiendo recursos, federando energías, trabajando de manera horizontal y corresponsable. Estas estructuras distribuidas, para que funcionen bien, se basan en cuestiones tales como tener pocas normas pero claras; dejar hacer frente a querer controlarlo todo; practicar la escucha activa y aportar de forma propositiva; conseguir que ninguna de las cosas se imponga a las demás pero, dejando que cada cosa tenga su espacio. Son estructuras que posibilitan que cada persona u organización pueda participar y aportar desde distintas formas y niveles de implicación y compromiso, en la medida de su capacidad, disponibilidad o deseo. Hay que saber aprovechar y disfrutar todas estas dedicaciones fragmentadas, lo que no resulta fácil porque no estamos acostumbradas. Pero si lo conseguimos, esto hace que las iniciativas se desarrollen mucho más rápido, fortaleciendo el sentimiento de ser parte de una comunidad en la que todo el mundo es importante. ¿Cómo conjugar los distintos niveles, formas y ritmos de implicación y compromiso? ¿Son necesarias figuras fuertes de coordinación que ayuden a mantener la cohesión y rumbo del grupo o es mejor apostar por el desarrollo de protocolos y estructuras que maximicen la autonomía en red? ¿En qué casos o momentos pueden resultar más convenientes estructuras centralizadas, descentralizadas o distribuidas?

 

LO COMÚN, LO LIBRE Y LO ABIERTO

  • Iniciativas que son procomunes, fruto de la inteligencia colectiva y la suma de capacidades. Se comparte, no solo una filosofía, sino unos cómos, unas formas de hacer, unas herramientas y protocolos que lo favorecen. Y se comparte también la autoría, porque estas iniciativas que son de todas a la vez, no son de nadie.
  • Iniciativas fundamentadas en los principios del conocimiento libre y el código abierto (en cuanto a su diseño, desarrollo, implementación y documentación), que permite que sea más sencillo sumarse y trabajar de forma distribuida para mejorarlas, escalarlas y transferirlas. Y esto hace multiplicar el valor y el impacto.
  • ¿Cómo conseguir que en iniciativas de este tipo los intereses individuales se pongan en juego de forma legítima, de manera supeditada a la construcción y mantenimiento del bien común? ¿Cómo evitar la lucha de logotipos, desactivar la hegemonía de las marcas sobre las personas, superar el de quién es esto y/o lograr que otros no quieran poner en marcha su propia iniciativa y decidan sumarse a una abierta ya en marcha? ¿Cómo incorporar las lógicas de trabajo y estándares abiertos de manera natural y fluida?

 

ALGUNAS REFERENCIAS PARA ALIMENTAR LA REFLEXIÓN    

Estas reflexiones y preguntas se apoyan sobre muchas referencias que ayudan a profundizar, a situarse sobre lo concreto desde lo práctico, a seguir tirando del hilo. Algunas que hemos tenido en cuenta a la hora de escribir este texto, son:

  • Repensar antes de reiniciar. En estos días han llegado muchas aportaciones, desde la filosofía y las ciencias sociales, intentando ayudar a entender lo que está pasando, no como un hecho aislado, sino como algo conectado con el modelo socio-político-económico-cultural imperante. Una de estas aportaciones ha sido la de Bruno Latour, que en su texto «Imaginando gestos de barrera contra el regreso a la producción anterior a la crisis», habla de la oportunidad de, al acabar el confinamiento, no darnos prisa en volver lo antes posible a la «normalidad», a recuperar ese ritmo enajenado, a volver a reactivar ese sistema productivo que ya sabemos que es dañino. Al final del texto propone un auto-cuestionario para ir pensando sobre cómo nos gustaría que sea ese posible sistema postcoronavirus. Partiendo de este auto-cuestionario Amalio Rey ha propuesto “Dos ejercicios para volver distintos después de la Pandemia” orientadas a reflexionar sobre el sistema económico-productivo: ¿Qué actividades no deberían regresar tras la parálisis, por qué y qué proponer como alternativa a las personas que se dedicaban a ellas? ¿Qué actividades sí deberían volver con más fuerza y mejoradas? ¿Qué actividades nuevas deberían ponerse en marcha y de qué forma hacerlo de manera viable y sostenible?. Añade otras más en clave de reflexión sobre nuestras prácticas a nivel personal: ¿Qué hábitos y prácticas personales/profesionales deberías cambiar o abandonar y por qué? ¿Qué nuevas incorporar y cómo hacerlo para hacerlo de forma auténtica y permanente?.
  • Federar esfuerzos, agregar iniciativas. Plataformas como Frena la curva que surgieron de la propia colaboración público-social, casi a la par del estado de alarma, federando esfuerzos solidarios para abordar la situación de crisis sanitaria y el confinamiento, primero mediante un foro de iniciativas, después un mapa geolocalizado, más tarde un laboratorio ciudadano distribuido… que ya se ha replicado en más de diez países. Convocatorias virtuales en las que desarrollar iniciativas, de manera más tipo hackathon como #VenceAlVirus o con formatos más extendidos como #Covid19Challenge para el diseño de soluciones de manera colaborativa desde la perspectiva UX. Así como otros ejemplos como Pienso luego actúo, que ya existían previamente, se han adaptado a la coyuntura vírica.
  • Entre lo local y lo global, lo físico y lo digital. Un sinfín de posibilidades que van de lo basado en la proximidad a lo que saca todo el potencial de lo digital. Iniciativas globales en red como Coronavirus Makers, orientadas a la producción de pantallas-máscaras y respiradores, donde si miramos a Euskadi podemos encontrarnos a grandes corporaciones como Tecnalia, organizaciones como Walter Pack, hasta makers como Tunipanea, pasando por laboratorios ciudadanos y fablabs como Hirikilabs o Espacio Open. Iniciativas ultralocales como Elkartasun Sareak, que agrupa a todas las redes de apoyo vecinal de Bilbao y que es un buen reflejo de las nuevas formas de organización ciudadana conectadas con la tradición de los movimientos vecinales de base comunitaria que se han reproducido de forma casi más rápida que el virus por municipios de todo el estado. Iniciativas que podrían situarse a medio camino, como las que están intentando ponerse en marcha alrededor del ecosistema ner, pensando en cómo su Nuevo Estilo de Relaciones puede aportar claves respecto a nuevas formas organizativas y productivas poniendo en el centro a las personas. Iniciativas que, mediante sencillos llamamientos, nos mantienen activas física e intelectualmente, demostrando que la imaginación es esa energía renovable que nos hace humanas, que no siempre ponemos suficientemente en valor, pero que puesta a fluir desde la inteligencia colectiva produce pequeños grandes tesoros como Rondadores contra el virus, donde el folklore castellano y las tecnologías 2.0, tradición e innovación, se dan la mano para combatir el miedo cantando; #HAGAMOSCASA, donde se nos propone compartir un dibujo de la planta de nuestra casa, para entre todas construir la casa común; o COR ON COLLABORATION, un podcast colaborativo en torno al COVID19, editado a partir de audios recogidos en un canal de Telegram.

 

Somos Islas formando un archipiélago; un archipiélago de personas que componen una casi infinita red P2P formada por quienes cada día siguen saliendo a trabajar, poniéndose en primera fila para sostener los servicios básicos; por quienes se quedan en casa contribuyendo a frenar la curva; por quienes han caído enfermas, o están solas; por quienes ya están pensando que lo peor vendrá después; por quienes ven en esta extraña situación una posibilidad de cambio transformador; por quienes siguen pariendo memes que nos permiten no perder el humor; por quienes, cada tarde, salen a los balcones para aplaudir o para hacerse oir; por quienes se están comprometiendo en todo tipo de iniciativas de apoyo mutuo… ¡Todas estas personas se merecen un archipiélago de aplausos!

Esta imagen ha sido obtenida del artículo #desAnudando #korapilatzen #14 Habitando la incertidumbre; coronavirus del blog Korapilatzen

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