Los cuatro ámbitos de trabajo para el primer BherriLab

Dentro de unos pocos días comienza el primer laboratorio ciudadano de Bherria. En este BherriLab atenderemos, desde un enfoque de colaboración público-social, el reto de la gestión comunitaria de equipamiento públicos en desuso con el propósito de elaborar propuestas —protocolos, pautas o guías— que puedan ser integradas en las políticas públicas para facilitar el desarrollo de nuevos proyectos.

Es un tema apasionante, lleno de potencias y posibilidades, tanto para las administraciones públicas como para las iniciativas ciudadanas. Y complejo, puesto que está atravesado de tensiones y matices, marcos reguladores poco (pre)definidos, objetivos cruzados, voluntades desequilibradas y experiencias muy diversas. Esta falta de definición conlleva un riesgo alto de mantener un debate excesivamente abstracto que termine con pocas propuestas concretas.

Para evitar esta amplitud del debate, el laboratorio se centra específicamente en cuatro ejes de trabajo. No son ámbitos estancos sino que están directamente interrelacionados. Y los cuatro son esenciales para seguir reforzando la colaboración entre la administración pública y la ciudadanía en el impulso de espacios de gestión comunitaria. Los repasamos a continuación, poniendo el foco en algunas de sus tensiones y potenciales.

1) El marco jurídico

Este ámbito pretende definir el marco que regula los procesos de gestión comunitaria: personalidades jurídicas, libre concurrencia, duración de los convenios de cesión, instrucciones de uso de los espacios, etcétera. Se hace necesario, por ejemplo, elaborar un glosario de términos, de fácil comprensión, para todas las personas que intervienen en estos procesos. 
Al mismo tiempo, este marco plantea otras cuestiones:

  • Existen múltiples interpretaciones de un mismo marco jurídico, lo que genera situaciones de gran desequilibrio. En algunos casos las ordenanzas locales son más restrictivas que leyes marco.
  • ¿Existe una figura jurídica ideal para ser sujeto de la cesión de estos espacios? ¿Se puede definir previamente a poner en marcha el proceso?
  • ¿Qué sucede con el potencial de cohesión e integración social de la gestión comunitaria cuando el agente ciudadano no tiene la capacidad de instituirse con todas las garantías?
  • Garantía frente a exploración. ¿Qué debemos priorizar? ¿Repetir una estructura que resulta operativa (consolidar) o probar una diferente (nuevos escenarios)?
  • ¿Qué tipo de actividad económica se puede desarrollar en un espacio de gestión público-social? ¿Tal vez una actividad dentro de la economía social y solidaria?

2) La colaboración público-social

La relación entre la ciudadanía y la administración pública se enfoca, en ocasiones, desde lógicas excesivamente técnicas y/o burocráticas pero, al mismo tiempo, necesarias para cumplir con la función de garantía. Tratamos de avanzar en fórmulas de mediación y espacios de comunicación directos entre los diferentes agentes que faciliten el desarrollo de los proyectos. La construcción de confianza resulta complicada cuando se enfrenta a un cruce de exigencias desigual:

  • Tiempos de la ciudadanía vs. tiempo de la administración. Si el proyecto es común, ¿no resulta lógico compartir una hoja de ruta que contemple ambos ritmos?
  • ¿Existen sistemas de mediación en base a las necesidades del proyecto? ¿Es suficiente con canales de comunicación/información accesibles y transparentes?
  • La imagen y visibilidad del proyecto es delicada. ¿A quién pertenece? ¿Cómo se visibilizan las personas integrantes? ¿Con qué actitud?
  • En la puesta en marcha es de mucha ayuda que la función de mediación se desarrolle por personas expertas en facilitación. Estos agentes externos deben propiciar un escenario de colaboración directa entre el agente ciudadano y personal técnico de la administración. ¿Partimos de esta premisa?

3) Criterios de cesión y adjudicación

Buscamos analizar unos criterios mínimos que eviten la arbitrariedad y la adjudicación interesada, oportunista y/o de mala praxis en la cesión de espacios y que, al mismo tiempo, permitan el acceso a una ciudadanía más vulnerable, informal o desorganizada. En definitiva, facilitar la diversidad en el acceso a la gestión, a la vez que se garantiza el rigor. Algunas tensiones que identificamos en este ámbito son:

  • La necesidad de criterios de contratación pública responsable que garanticen la concurrencia en procesos de participación de entidades con arraigo y legitimación comunitaria en cada contexto.
  • La libre concurrencia en igualdad de oportunidades y su convivencia con los criterios de interés público y social.
  • Lógicas de subcontratación que buscan la garantía y la viabilidad en proyectos que solo pueden ser de exploración y laboratorio.
  • Dificultades para generar escenarios de seguimiento de proyectos y aprendizaje desde la experiencia.

4) Los indicadores de evaluación del impacto de la gestión comunitaria

Creemos que es muy importante elaborar indicadores que permitan medir y evaluar, haciendo hincapié en lo cualitativo, en el retorno social de los proyectos de gestión comunitaria. Estos indicadores podrían formar parte de los criterios para la cesión de espacios a colectivos, entidades sociales, etcétera. Sin embargo, no siempre existe hábito o costumbre de evaluar los procesos:

  • La necesidad de evaluación de los proyectos se percibe como un lastre fiscalizante. Un requisito dentro de la cesión. No se identifica el valor y el aporte de la evaluación para la mejora de los proyectos.
  • Los indicadores empleados en la evaluación son mayoritariamente cuantitativos: número de actividades, número de participantes, etcétera.
  • ¿Cuáles pudieran ser los indicadores específicos alineados con los objetivos de cada proyecto? ¿Cómo podemos fijar estos indicadores de forma previa al inicio de los proyectos? ¿Cómo se acuerdan dichos indicadores?
  • No se establece una conversación constructiva sobre las evaluaciones. Ni dentro de los colectivos ciudadanos, ni en su interlocución con la administración.

La primera sesión de BherriLab, el laboratorio ciudadano de Bherria, se llevará a cabo el 30 de noviembre, en Plateruena de Durango. El reto que proponemos no es pequeño; se necesita inteligencia, conocimiento y voluntad para abrir los códigos y avanzar en la relación público-social. Es momento de enfocar bien la tarea y compartir un espacio de trabajo en común. ¿Estás preparada?

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